Terapia Floral

Soy educadora y madre de 4 hijos. Me he desempeñado laboralmente tanto en el sector privado como en la administración pública, llegando a coordinar un programa regional de educación y cultura con niños y niñas preescolares de sectores rurales mediante modelos pedagógicos inclusivos, respetuosos de los saberes populares y que incorporan el arte y la cultura local como fuente de saber y vía de aprendizaje.

Soy artesana en cerámica y trabajo también haciendo tejidos en telar, dentro de mis búsquedas y conexiones con la creatividad como parte de mis procesos de crecimiento y desarrollo personal. 

Mis intereses también por el bienestar psicológico y la salud integral fueron derivando en otras exploraciones, posteriores a mi paso por estudios superiores de psicología tanto en Chile como en el extranjero, que han ido trascendiendo de cualquier quehacer disciplinar tradicional. En esos viajes, internos y externos tuve la fortuna de conocer las Flores de Bach, sus principios, su filosofía, su ontología, sus distinciones éticas y epistémicas, con las cuales fui aprendiendo, fui sanandome a mí y a mi entorno para luego comenzar a ayudar y acompañar procesos de sanación y crecimiento en otros.

He tenido la fortuna de tener una gran maestra, como es Susana Veilati, de quien he aprendido y sigo aprendiendo constantemente. Me formé como Terapeuta Floral en su escuela, bajo su dirección y compañía, en Madrid entre los años 2010 y 2011, lo que para mí representó una experiencia transformadora a partir de la cual he dado maravillosos giros y saltos a la vida que van de la mano de mi decisión vocacional de dedicarme a la Terapia Floral profesionalmente. Ha sido un dulce proceso que simbolizo con el acto de florecer.

Desde hace un par de años he iniciado la práctica regular de Terapia Floral tanto en forma privada así como en la colaboración que he prestado a la Casa de la Mujer "Domodungu" durante algún tiempo. Todo este viaje me ha permitido ver los maravillosos resultados y efectos que ejerce la terapia floral sobre las personas, cuando ella es realizada con seriedad, vocación, dedicación y responsabilidad. He sido privilegiada testigo de cómo las escencias florales van actuando, sutilmente, sobre las emociones de los seres humanos, generando efectos multiplicadores en diversos ámbitos de la vida y en los entornos de las personas que se aproximan a esta práctica de salud, que desafía muchos de los credos dominantes respecto del bienestar de las personas y que invita a pensarnos como parte de un ecosistema mucho más complejo y en interacción sutil con la naturaleza.